A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:La juzgo tan eterna como el agua y como el aire.
| J. L. Borges - Fundación mítica de Buenos Aires
Resulta, cuanto menos, curioso que el día después de haber sufrido un robo -nada grave, pero un robo al fin- siga permaneciendo con el buen humor que se me hizo habitual en las últimas semanas. Más cuando tengo que pasar toda la mañana entre trámites y denuncias. Bueno, todo pasa. Al menos, puedo disfrutar un poco de la primavera. No es lo mismo ver el sol entrar por la ventana de la oficina que sentirlo de lleno, mientras pateo las veredas porteñas y me zambullo, tal como me encanta, en recovecos que jamás pisé y que quizás jamás vuelva a hacerlo.
Es tristísimo que Buenos Aires sea tan poco valorada por sus habitantes. Ojalá pudieran abrir los ojos y darse cuenta de la gema en la que viven. Pero el verdadero gran problema son sus gobernantes y tantos "emprendedores" que a pasos agigantados destruyen el patrimonio histórico que la engalana. Cada rincón pretende contarte una historia -frase trilladísima si las hay- pero la poca conciencia que hay en la sociedad provoca que esas historias que resisten a la devastación no tengan una audiencia atenta ni tampoco -lo más duro- intérpretes suficientes para que podamos entenderla.
No conozco demasiado en persona otras grandes urbes. São Paulo, inmensa metrópoli brasileña en la que estuve de paso en 2007, parece ser un calco de la capital de nuestra República, aunque tiene un centro que parece ser uno mellizo a gran escala del barrio porteño de Once, así de pintoresco y decadente. Lo que no es recomendable para nada es que el micro de dos pisos que te traslada quede encerrado en lo que parece ser una favela con calles de tres metros de ancho y tanques de 200 litros ardiendo en las esquinas. En el momento no es para nada gracioso, aunque 5 años después uno recuerde el episodio con una sonrisa. Madrid, en la que permanecí por algunos días en 2011, es la típica fórmula europea que combina siglos de tradición con la posmodernidad del primer mundo. Pero carece de ese romanticismo que me atrae de la Perla del Plata.
En fin, caminando por el barrio de Monserrat me topé con dos pequeñas delicias arquitectónicas que quería compartir. Generalmente hago esto a través de otras redes sociales (facebook, twitter, instagram...) pero esta vez, necesitaba explayarme un poco más con esta descripción. Que me sirvió para distraerme mientras esperaba en la comisaría 16ta. Porque la agente SUAREZ Paola (sí, como la tenista) estaba muy linda y no daba mirarla todo el tiempo. Je.